La crisis resta boato a las comuniones
IDIOMA_FWK_FECHA_FORMATO_DIA_LARGOFuente: La Verdad
Las celebraciones se mantienen pero se destina menos presupuesto a los trajes o al convite.
Apeht recuerda que los fines de semana de abril, mayo y junio se cubren con estos eventos, aunque este año todavía quedan fechas sin cerrar.
Por mucho que la necesidad apriete y más allá de su vertiente religiosa, no resulta fácil abstraerse de una tradición con tanto arraigo como las comuniones, donde la ilusión de los más pequeños resta importancia a todo lo demás. Las celebraciones de este tipo, por lo tanto, se mantienen, aunque eso sí, las familias intentan ajustar al máximo el presupuesto disponible.
Esta reducción del gasto afecta a no pocos sectores de la economía albaceteña, desde la hostelería al comercio textil, pasando por las actividades de ocio infantil, la fotografía o el regalo. Y es que, según recordaba recientemente la Unión de Consumidores de España (UCE), el desembolso medio que supone la primera comunión de un niño ronda los 3.600 euros, un dispendio nada desdeñable.
La consecuencia más palpable de la crisis es que las comuniones han dejado abandonado el camino por el que discurrían antes, más parecido en boato al de una boda, según indicaba el presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería y Turismo (Apeht) de Albacete, Juan Sánchez. A juicio de los hosteleros, lo que ocurre ahora es que el número de invitados a las comuniones se ha acortado casi al 50%, contemplando a la familia más cercana y poco más.
No sólo hay menos comensales, sino que el precio del menú también se prefiere más económico: «Hay clientes que reservan y ni siquiera te dicen que es una comunión, simplemente, piden una mesa para veinte y deciden en el mismo momento lo que van a tomar», señalaba el presidente de Apeht.
Según el representante de los hosteleros albaceteños, abril, mayo y primeros de junio han sido, tradicionalmente, meses propicios para el sector gracias a las comuniones, que copan los fines de semana.
Reservas
No obstante, en la actualidad está ocurriendo que las reservas que otros años se hacían con mucho tiempo de antelación, incluso aprovechando alguna celebración navideña, se están retrasando o no llegan a producirse, de forma que en plena temporada «todavía quedan fechas sin cubrir».
Todos los establecimientos consultados por este periódico coincidían en que los banquetes son más limitados en cuanto a los asistentes y se busca pagar menos por los menús, con precios que oscilan, de media, entre los 22 y los 67 euros por persona. En el restaurante La Pulgosa, con mucha afluencia de público gracias a su particular emplazamiento, indicaban que las familias contratan «menos extras», como las copas para después de la comida.
Por su parte, Cesáreo Ortega, de la Posada Real, explicaba que «sigue habiendo el que se gasta un dineral» con la Primera Comunión de su hijo, aunque lo más frecuente es que las familias opten por los menús más asequibles.«Nosotros tenemos una ludoteca para tener a los críos entretenidos y hay quienes te piden la comida sin este complemento», decía este profesional, quien no obstante puntualizaba que estos casos «son los menos, ya que al fin y al cabo es un día para que disfruten los más pequeños».
Indumentaria
Lo mismo ocurre con otros elementos indispensables, como la indumentaria de los niños y de los familiares más allegados: aunque se mira más el precio, el desembolso se realiza porque no hay más remedio que lanzarse a ello cuando ya se ha decidido hacer la celebración.
En Novias Galo, comercio de la capital especializado en trajes de fiesta, señalaban que la crisis no la notaban porque vendían «lo mismo» aunque, eso sí, a la hora de decidir entre dos prendas, el precio marcado en la etiqueta había pasado a ser un factor clave.
Un traje de comunión para niño, explicaban, puede costar de media algo más de cien euros, mientras que para las niñas el gasto del vestido se multiplica por dos, en torno a los 300 euros. En cualquier caso, recordaban, a estas alturas las familias ya han realizado el desembolso, puesto que las ventas en este sector comienzan en diciembre y suelen terminar a principios de marzo. «Ahora lo que hacemos son las entregas», comentaban.
Eso sí, al traje hay que sumar todo tipo de complementos, incluyendo joyas como los pendientes o las medallas y crucifijos, si es que no hay ningún allegado que se preste a regalarlos.
Juan Sánchez - Presidente de APEHT
«Antes las comuniones eran casi como una boda, pero ahora hay muchos menos invitados»